El Señor Cautivo
El Señor Cautivo de Ayabaca LA FE CAUTIVA MARCELA OLIVAS WESTON A Ayabaca salgo yo, a ver a mi Señor con alegría y emoción llegamos mi Señor porque sanas los males, con tu lindo poder... (“A Ayabaca”, alabanza con ritmo de cumbia) El sol refulgía sobre la pintoresca provincia serrana de Ayabaca, a 211 kilómetros al noreste de la ciudad de Piura, cuando un humilde labrador, al rozar los árboles del totoral, observó que de un tronco brotaba un líquido rojo como la sangre de una herida. Creyendo que la mejor manera de santificar este madero original era haciendo una imagen que mitigase sus temores, mandó tallar un Cristo de sobrecogedora belleza. Esta leyenda se suma a otra historia, en la que se atribuye al padre García Guerrero, párroco del pueblo, la idea de tallar, hacia 1751, una imagen del Señor con madera de cedro procedente del monte Sahumerio, un pueblo de Jililí, en Ecuador. Pero el más difundido relato afirma que tres